Prótesis biológicas o mecánicas, ¿qué es mejor?
Con demasiada frecuencia los pacientes que han sido sometidos a “cirugía a corazón abierto” para cambiar una o más válvulas enfermas por prótesis, ya sean mecánicas o biológicas, se hacen la siguiente pregunta: ¿Qué es mejor, llevar una válvula mecánica o una biológica?.
Para contestar a esta pregunta nos viene al pelo el artículo de la Dra. M.ª Lourdes Vicent Alamino, Doctora en Medicina y Especialista en Cardiología en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, artículo que fue publicado el 1 de diciembre de 2017 en Cardiología Hoy con el título “¿Prótesis biológica o mecánica?. La encrucijada de la cirugía valvular”.
En un estudio observacional retrospectivo (realizado por Glodstone AB, Chiu P, Baiocchi M, Lingala B, Patrick WL, Fitchbein MP y Woo YJ y aparecido en N Engl J Med 2017;377:1847-1857) se compara la evolución de pacientes sometidos a cirugía valvular con reemplazo por prótesis mecánica o biológica, con el fin de determinar si el tipo de prótesis influye en el pronóstico. Los resultados muestran que los pacientes más jóvenes obtienen mejores resultados de supervivencia con el implante de prótesis mecánicas, y las biológicas en el grupo de pacientes de mayor edad. Esta conclusión es lógica, debido a que los pacientes más añosos tienen un mayor riesgo de sangrado asociado a la anticoagulación crónica, lo que explicaría parte de las diferencias observadas. Por otra parte, los pacientes jóvenes que reciben prótesis biológicas tienen mayor riesgo de precisar una reintervención futura por degeneración protésica (más precoz y marcada), que reduciría su supervivencia.
A pesar de sus limitaciones, este trabajo muestra que los estudios disponibles son antiguos o carecen de la potencia estadística necesaria para demostrar diferencias según el tipo de prótesis y, hasta la fecha, las recomendaciones no son claras. Lo que sí parece estar claro es que la elección del tipo de prótesis debe basarse en una cuidadosa valoración de los riesgos asociados a la anticoagulación crónica y la posible necesidad de reintervención por degeneración protésica. Las prótesis biológicas de última generación han mejorado la durabilidad frente a modelos más antiguos y, además, en los últimos años se ha generalizado la sustitución valvular por catéter en el caso de la valvulopatía aórtica. El impacto de estas intervenciones a largo plazo y a gran escala está aún por determinar.
En conclusión, el reemplazo valvular con prótesis mecánica frente a la biológica se asocia a una menor mortalidad, beneficio que se mantiene hasta los 70 años en los pacientes con sustitución valvular mitral, y hasta los 55 en aquellos sometidos a reemplazo aórtico.