Ante la pandemia de Covid-19, se ha producido una excesiva dependencia asistencial de los pacientes anticoagulados, principalmente con antagonistas de la vitamina K (AVK). Por ello, es necesario innovar en el control y seguimiento de estos pacientes. Así como potenciar el autocuidado conforme al nivel de intervención. Esta es una de las conclusiones del documento Anticoagulación oral en tiempos de Covid-19 realizado por el Grupo de Trabajo de Cardiovascular y Diabetes de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Sus autoras, las Dras. Isabel Egocheaga y Yasmín Drak apuestan por que la medicina de familia “tome las riendas” de la anticoagulación oral. El objetivo es evitar visitas de los pacientes a las unidades de hemostasia y potenciar la consulta telemática con hematología y cardiología como herramienta de apoyo. “Los profesionales de atención primaria debemos garantizar el mejor tratamiento anticoagulante a cada paciente para conseguir una prevención de los eventos tromboembólicos de forma segura y eficaz”, destacan las especialistas de SEMG.
Desde SEMG recomiendan potenciar la consulta telemática con hematología y cardiología como herramienta de apoyo a la anticoagulación oral
Por otro lado, recuerdan que los pacientes Covid-19 sufren una activación excesiva de la coagulación. Además, esta coagulación se asocia con fenómenos trombóticos, daño tisular y un peor pronóstico. De hecho, algunos estudios observacionales describen la elevación del dímero D y otros marcadores que denotan alteraciones en la coagulación, como la prolongación del tiempo de protrombina. Esto, según las autoras del documento, sugiere un riesgo incrementado de trombosis.
Ante la diversidad de escenarios asistenciales, desde pacientes que precisan ingreso hospitalario, a los que reciben seguimiento ambulatorio con distintos niveles de gravedad asociados; en todos los casos hay que valorar el riesgo de tromboembolismo venoso (TEV) y de sangrado. También se debe identificar a los candidatos a tromboprofilaxis en base a su perfil clínico e historial previo. “Sin olvidar que muchos pacientes ya reciben anticoagulación y es muy importante tener en cuenta cuál es el procedimiento a llevar a cabo en cada uno de los casos”, insisten las doctoras.
“Muchos pacientes ya reciben anticoagulación y es muy importante tener en cuenta cuál es el procedimiento a llevar a cabo en cada uno de los casos”
Tratamiento antitrombótico durante la pandemia
Las especialistas de medicina familiar detallan que no existen motivos para suspender el tratamiento anticoagulante oral (TAO) durante la pandemia de Covid-19. A excepción de que el paciente necesite ingresar en el hospital o de un procedimiento invasivo y/o quirúrgico. Asimismo, el espaciamiento de los controles del tratamiento con AVK a 7-8 semanas solo debe considerarse para pacientes con buen control terapéutico.
Con el fin de minimizar los controles, si el paciente es subsidiario de tratamiento con anticoagulantes orales directos (ACOD), se debe favorecer el cambio. Las Dras. Egocheaga y Drak, recuerdan que varias comunidades autónomas aprobaron el inicio de la anticoagulación con ACOD para los pacientes con reciente diagnóstico de fibrilación auricular (FA). El fin es evitar los controles necesarios y frecuentes en el inicio del tratamiento con AVK.
Si la opción es cambiar el AVK por HBPM, “solo debería hacerse durante periodos cortos”, advierten las especialistas
Por otra parte, señalan que los pacientes con prótesis valvulares mecánicas, son especialmente vulnerables. De modo que su recomendación es que los centros de salud aseguren un circuito específico para que el control de INR sea rápido y el paciente se lleve su pauta de tratamiento en la misma visita o por vía telemática. Mientras que, si la opción es cambiar el AVK por heparina de bajo peso molecular (HBPM), “solo debería hacerse durante periodos cortos”, advierten. En este sentido, la administración de HBPM debe ser cada 12 horas con control anti-Xa.
Minimizar el riesgo de exposición al Covid-19 de pacientes anticoagulados
Desde atención primaria es posible y necesario minimizar el riesgo de exposición al Covid-19 de los pacientes anticoagulados. Para ello, hay que establecer circuitos y consultas diferenciados para pacientes respiratorios/no respiratorios y horarios diferenciados para hacer el INR. También se recomienda espaciar los controles de INR en pacientes estables y, para los que son de máximo riesgo y están en aislamiento, hay que determinar una INR domiciliaria.
Las autoras del documento de SEMG recuerdan que se ha reforzado el autocontrol y resulta una opción “segura y eficaz eficaz de la que se pueden beneficiar los pacientes con prótesis mecánicas valvulares y con FA valvular”. Por último, es importante informar a los pacientes para que no acudan a los centros sanitarios por hemorragias menores como la epistaxis o equimosis.
Fuente: isanidad.com